La Nación,
Mayo de 2.004
El río
Reconquista, al igual que el Riachuelo, es uno de los ríos mas
contaminados del país. Su cuenca cubre unos 1670 kilómetros
cuadrados y su recorrido atraviesa 18 partidos de la provincia de
Buenos Aires hasta desembocar en el río Luján.
Se ha
verificado que el Reconquista aporta el 33 por ciento de la
contaminación industrial y cloacal al estuario del Río de la Plata.
De las doce mil industrias radicadas en su cuenca, se ha estima que
unas 700 vierten en sus aguas, de modo clandestino, efluentes con
residuos.
En 1995,
el Estado Nacional firmó un acuerdo para el otorgamiento de un
préstamo destinado a cumplir con obras de saneamiento y control de
las inundaciones. La provincia de Buenos Aires debía aportar, cuatro
plantas de tratamiento de desechos cloacales y disminuir la
contaminación industrial y cloacal. Solamente se cumplió con la
construcción de la obra hidráulica.
Pasaron
más de veinte años y el Reconquista permanece en un escandaloso
estado de contaminación, que le concede el lamentable privilegio de
ser el segundo río más contaminado del país y que constituye un
potencial peligro para usuarios y ribereños. Varias comunidades de
la cuenca continúan afectadas por desechos peligrosos y por la falta
de infraestructura para la provisión de agua potable. Sus habitantes
consumen agua no apta para consumo humano, con elevadísimos
contenidos de nitratos.
La falta
de una infraestructura adecuada de cloacas y sistemas de depuración
de efluentes y el incumplimiento sistemático de las normas
ambientales demuestra el escaso interés que el tema despierta en las
autoridades. Es imperioso poner en marcha un sistema efectivo que
detenga definitivamente la contaminación del río Reconquista.
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